lunes, 24 de marzo de 2014

LICENCIA

Me tomo unos días de permiso, improbable lector.
No tardaré en volver a redactar tan tediosamente como es costumbre.

domingo, 23 de marzo de 2014

PUBLICACIÓN

 
Ayer mismo nos reunimos con varios matrimonios de amigos, casualmente todos nobles del Maestrazgo. Amistades de hace ya casi treinta años. El grupo de la juventud convertido en gente madura. Cervezas y fáciles raciones para preparar la próxima escapada a una de esas casas rurales, en la Castilla ancestral por supuesto, que se proclaman con encanto.
En cualquier caso, sé que posea o no el encanto que anuncian lo pasaremos bien: los amigos no vienen impuestos, se escogen, y si se mantienen después de tres décadas es que la convivencia resulta divertida.
Disfrutando los varones (algunos de ellos además barones en el Maestrazgo) de la conversación, entre cerveza y cerveza, derivamos hacia los automóviles: Defectos de los que pilotamos, últimos modelos y qué coches nos gustaría ostentar (porque los coches no se conducen, se ostentan) si contáramos con el dinero necesario.
Al volver a casa, bastante animado, el correo electrónico me mostraba un regalo, el periódico mensaje del Colegio Heráldico de Inglaterra. Su comunicación trimestral sobre actividades: Conferencias programadas sobre heráldica y materias afines; armas nuevas concedidas por la reina a sus súbditos (qué envidia); y recientes, aunque ancestrales en sus contenidos, árboles genealógicos registrados.
Y recordando aún la reciente conversación sobre automóviles, sorpresa: entre los receptores de armerías de nueva creación asomaba el nombre de uno de los mejores pilotos de coches de fórmula uno de la reciente historia del automovilismo: Nigel Mansell. Lástima que sus armas no se describan. Habrá que permanecer atento a la red para descubrir qué ingenioso blasón le ha sido concedido.
Las armas que sí aparecen blasonadas y representadas son únicamente tres. Expondré en particular dos de ellas.

Las concedidas a don Andrew Mitchel: 
original flanqueado en curva de sable, que se carga en ambos costados con semiflores de lis de oro que le otorgan un aspecto esférico y que muestra como mueble principal unas sorprendentes esposas de preso de sable sobre campo de plata.
Y las armas concedidas a don Gian Carlo Paganuzzi, 
acompañando al tan inglés cabrio de gules, tres cruces botonadas de azur, cargadas de cabeza de leopardo de oro, sobre un campo de armiños.
Ya termino de aburrirle, improbable lector. Únicamente traer a su memoria la excelente página que fuera de la sociedad heráldica de Inglaterra que exhibía no sólo las armas de nueva creación que se concedían en aquellos lares, sino los exactos motivos de la elección de los diferentes muebles que las componían.
Añado el vínculo al correo del colegio heráldico al que he aludido: mensaje.