jueves, 4 de septiembre de 2014

VESTIR HERÁLDICA

Tenía el honor de aburrirle, improbable lector, hace unas pocas entradas, a la altura del mes de febrero, con una reflexión sobre la banda eclesiástica. A modo de ejemplo, se exponía una instantánea en la que al arzobispo de Barcelona, el cardenal Sistach, se le imponía una banda de gran cruz por parte del Estamento de caballeros nobles del principado de Cataluña.
Nadie reparó en un detalle de la imagen que resulta muy gratificante para los amantes de nuestra ciencia. Los caballeros del estamento visten hábito al uso. Lucen la venera propia y, atención, ostentan sus propias armas bordadas en el costado diestro. Obsérvela de nuevo, improbable lector:
Efectivamente. Tampoco yo he apreciado nunca que orden alguna luzca las armas particulares en el hábito conventual. Sana costumbre. Muy digna de ser imitada.
Vestir la propia heráldica es uso, en cualquier caso que, como se expuso recientemente, hasta hace escasas fechas se mantenía en el pontificado.