miércoles, 27 de agosto de 2014

ENMIENDA JUDICIAL

 
Remite recado electrónico el marqués de La Floresta para participar al redactor de este tedioso blog y a quienes se acercan al mismo, la grata noticia de la enmienda de un error.
Como recordará, improbable lector, hace algún tiempo se aireó a los cuatro vientos (o casi mejor decir las cuatro tenues brisas que soplan sobre este exiguo entorno de la ciencia heroica y sus colaterales) la orden que retiraba el permiso para el uso sobre el uniforme de tres condecoraciones de la Alianza Atlántica otorgadas en su día al marqués de La Floresta.
Por supuesto, no se otorgó pareja publicidad a la concesión, escasas fechas después, de la Gran Cruz de la Guardia Civil que le fue conferida con todo merecimiento.
Hoy sin embargo es un honor, y un deber de justicia, hacer pública la rectificación del asunto de las medallas OTAN a través de las palabras del propio marqués:
Querido José Juan: bien conoces que durante el último año he estado padeciendo una campaña inicua de ataques e injurias, movida por el miserable afán de venganza de dos sujetos y las torpes maledicencias de algunas otras gentes de mal corazón, que se ha basado en un asunto menor: una supuesta irregularidad respecto del otorgamiento de tres medallas de la OTAN (concedidas hace años y que por cierto nunca he lucido), cuyo uso sobre el uniforme militar me fue retirado por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, según orden publicada el 19 de junio de 2013 en el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa.
Recurrida por mí esta arbitrariedad ante los Tribunales de Justicia, he obtenido sentencia firme el 19 de marzo de 2014, por la que se declara contraria a Derecho y por ende se anula aquella resolución del JEMAD, como consta publicado en el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa del pasado 28 de julio de 2014, cuya copia tengo el gusto de acompañarte. Las cosas, pues, no eran como algunos decían.
No es del caso entrar aquí en los detalles del asunto, por cierto bastante sorprendentes en términos tanto militares como jurídicos; ni tampoco es la hora de buscar satisfacción al perjuicio causado. Me basta con que las autoridades, al conocer la realidad del suceso, me hayan hecho justicia; y, sobre todo, me basta con que los amigos y las personas de buen corazón que en este trance me habéis manifestado vuestro apoyo, conozcan por mí el buen final de este desagradable asunto.
Quiero, pues, participarte mi sentida gratitud por tus buenas acciones y auxilios, que confío en saber recordar por siempre.

Recibe un afectuoso abrazo, ALFONSO
 
Ps: no me vendrá mal la difusión de esta sentencia en el ámbito de nuestros comunes amigos, gracias.