jueves, 20 de marzo de 2014

OBRA LITERARIA

Mi primer maestro de heráldica, en las aulas del Ateneo de Madrid, allá por los años ochenta del siglo pasado, fue don Fernando del Arco García, vizconde del Arco Real, en el reino del Maestrazgo.
Don Fernando, durante años director de la escuela Marqués de Avilés y máximo dirigente de la vinculada Asociación de diplomados en genealogía, heráldica y nobiliaria, ostentó además el gran maestrazgo de la Orden genealógica y heráldica de Salazar y Castro. Orden actualmente arrinconada (que no proscrita) que, a modo de galardón, se otorgaba a quienes poseían suficiente mérito en la investigación de alguna de nuestras ciencias.
Hoy amigo además de maestro, don Fernando ha tenido la deferencia de remitirme, a través del barón de Sórvigo, un insuperable libro que ha redactado biografiando a uno de nuestros heraldistas clásicos, el autor decimonónico don Francisco Piferrer.
Aparte su amenidad y fácil lectura, la obra aporta datos necesarios para conocer pormenores de la vida del prosista del Tratado de heráldica y blasón.
Resulta especialmente significativo el apunte que don Fernando establece sobre la fecha atribuida a la muerte de Piferrer, alegando pruebas documentales que determinan que mantenía la vida con posterioridad al año habitualmente aceptado.
Me he sentido aludido en las primeras páginas del libro. Y es que don Fernando me llama la atención, con toda la razón del mundo, sobre la expresión que utilizo habitualmente para referirme a esta amalgama de ciencias que abarcan la heráldica, la genealogía y la nobiliaria. Efectivamente, suelo aludir al conjunto como ciencias heroicas
Y no, la expresión no es correcta. Me amonesta don Fernando con absoluto acierto que la única ciencia heroica es la heráldica. El resto son saberes afines. Así que desde ahora, aprovechando que tras la especialidad militar de Estadística intuyo algunos términos matemáticos, las designaré correctamente: ciencia heroica y cotangentes, o bien ciencia heroica y asintóticas, o bien ciencia heroica y tangenciales.
Termino planteando al marqués de Utrera en el reino del Maestrazgo, don Jose Luis Sampedro Escolar, actual responsable en la sombra de la Asociación 
y al conde del Real de la Mora, don Ángel Mora Blanco, secretario in pectore
la posibilidad de recrear la orden de Salazar y Castro 
como recompensa que sirviera de incentivo a las investigaciones sobre heráldica y sus disciplinas tangentes