jueves, 5 de diciembre de 2013

PORTUGAL

En estos reinos hoy llamados en su conjunto España, aquellos individuos (por llamarlos de alguna forma) que buscan acabar con el sistema monárquico alardean de su error exhibiendo públicamente una bandera, aquella que representó a nuestro país durante los infaustos años posteriores al golpe de Estado incruento de abril de 1931. 
Bandera que no es ni perseguida ni penada, a pesar de su amargo recuerdo. 
Al contrario que aquella otra enseña que exhibe sobre sus colores nacionales las armas de nuestros reyes católicos que, por el contrario, sí es hostigada y escarnecida.

De la misma forma, pero en sentido contrario, en Portugal, nuestro vecino peninsular, quienes ya han alcanzado el estado evolutivo que desea la monarquía como forma de Estado alardean de su acierto exhibiendo una bandera que no se corresponde con la que actualmente ondea en nuestro colindante país. 
 Se adjuntan imágenes, rescatadas de la red, en las que se aprecian los colores de la bandera que flamearía de retornar, por voluntad nacional, al acierto de un régimen monárquico.



Bandera que representa los colores que significaron al rey, y posteriormente al reino, según la evolución heráldica que a continuación se expone:

El proceso se inició al adoptar armas nuevas quien fuera el primer rey de Portugal, don Alfonso I, (toda vez que don Enrique de Borgoña, el primer soberano independiente, se tituló conde de Portugal). Aquel monarca tomó por escudo un campo de plata en el que cargó una cruz de azur, a mediados del siglo XII. 
Su hijo, el rey don Sancho I, en la época de expansión virulenta de la moda heráldica, alteró la representación de la cruz, adoptando la forma de escudetes, muy acorde al gusto heráldico imperante en aquel momento, cargados de un sembrado de bezantes de plata. 
Su hijo, el rey don Alfonso II, comenzó a simplificar el siempre difícil de representar sembrado de los escudetes, por una idealización del mismo a través de una reducción a tan solo cinco bezantes por escusón, que pasaron a denominarse quinas. 
Y por fin, el rey don Alfonso III, nieto de nuestro rey don Alfonso VIII, quien fuera el creador del mueble del castillo como señal de su reino de Castilla, incluyó esta figura en sus propias armas reales portuguesas, en torno a 1250, inclusión pareja a la del resto de sus primos titulares de los diferentes reinos europeos. 
Armas de los reyes de Portugal que han derivado en armas nacionales del país vecino.